La hernia se puede identificar por la aparición de una protuberancia o una inflamación suave. Las hernias umbilicales son más comunes en bebés y son particularmente visibles cuando lloran, tosen o hacen algún esfuerzo; generalmente cierran solas en los primeros años de vida. Cuando aparecen en adultos, es más probable que las hernias requieran de intervención médica y que los tratamientos disponibles incluyan una cirugía.

Aunque en muchos de los casos no suele causar dificultades, la hernia umbilical puede estrangularse, es decir, algún componente del abdomen queda atrapado y no puede regresar a su posición, disminuyendo la irrigación sanguínea y causando dolor y daño al tejido. Ante una complicación médica como esta, resulta indispensable recibir atención médica de un especialista.  La operación de hernia umbilical se puede llevar a cabo de forma abierta o por vía laparoscópica, que es un método de mínima invasión.