Hernia Inguinal
La hernia inguinal suele estar acompañada de dolor que aumenta cuando se levantan objetos pesados, toses o te inclinas, así como una sensación de ardor y debilidad en la zona. Una hernia inguinal puede llegar a quedar incarcerada, es decir, que el intestino o alguna estructura del abdomen no pueda regresar a su posición y la presión del tejido muscular provoque una disminución en la irrigación sanguínea, volviéndose potencialmente mortal. Ante una complicación como esta, será indispensable buscar atención médica de un especialista para recibir el tratamiento indicado.
Muchas hernias inguinales precisan de un cirugía, la cual podrá realizarse de forma abierta o por vía laparoscópica, que es un método mínimamente invasivo. Dicha operación correctiva se realiza con gran frecuencia y en la mayoría de las ocasiones no representa un procedimiento de alto riesgo. Existe la alternativa para casos seleccionados de utilizar mini laparoscopía, que es el empleo de instrumental de 3 mm de ancho, permitiendo una recuperación más rápida y mejores resultados cosméticos.

